La unidad y la esperanza son nuestro presente y futuro
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Discurso de Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República de Cuba, en la clausura del Encuentro Internacional de Solidaridad con Cuba y el Antimperialismo, en el Palacio de Convenciones, el 2 de mayo de 2023, “Año 65 de la Revolución”.
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Discurso de Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República de Cuba, en la clausura del Encuentro Internacional de Solidaridad con Cuba y el Antimperialismo, en el Palacio de Convenciones, el 2 de mayo de 2023, “Año 65 de la Revolución”.
(Versiones Taquigráficas – Presidencia de la República)

Hermanas y hermanos participantes en este Encuentro Internacional de Solidaridad con Cuba  y el Antimperialismo;

Amigas y amigos:

¡Bienvenidos todos!  ¡Siéntanse en casa!  Cuba es y será siempre la casa de los trabajadores, porque en Cuba los trabajadores están en el poder (Aplausos). Ni reyes ni multimillonarios ni representantes de una oligarquía: ¡los trabajadores cubanos! (Aplausos.)

Agradecemos a ustedes, los asistentes, por su participación en este encuentro, en el que compartimos un mismo sentimiento y un mismo compromiso: la solidaridad humana, la solidaridad con la Revolución Cubana y las causas de lucha de los pueblos por su verdadera emancipación.

Celebrar el Día Internacional de los Trabajadores junto a representantes de la clase trabajadora de los movimientos de solidaridad y amigos de Cuba es un gran honor y un gesto de valentía que nuestro heroico pueblo les agradece de corazón.  Constituye ese un digno homenaje al legado del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, paradigma de la solidaridad del pueblo cubano.

Ustedes llegan en uno de esos momentos que se vuelven comunes en un país bloqueado de manera recrudecida en que se viven situaciones muy adversas como la crisis de la energía y desabastecimientos de todo tipo.

La idea era encontrarnos en nuestras plazas este Primero de Mayo, celebrar juntos el Día de los Trabajadores.  El mal tiempo nos obligó a posponerlo; pero, como dice el dicho o el refrán, a mal tiempo, buena cara.

Acostumbrados a ver en cada desafío una oportunidad, no vamos a lamentarnos por la lluvia, vamos a celebrar los 205 años del nacimiento de aquel que caracterizó la explotación del hombre por el hombre como fuente de la plusvalía y esencia del capitalismo, y clamó por la unidad de todos los trabajadores del mundo en pos de su emancipación.

Será el viernes 5 de mayo cuando estemos celebrando el Día de los Trabajadores en nuestras plazas, con desfiles y con concentraciones.  Y estaremos conmemorando también el aniversario 205 del nacimiento del más grande pensador a favor de los trabajadores, Carlos Marx.  Entonces, ¡arriba los pobres del mundo! (Aplausos.)

Queridos hermanos:

En estos tiempos es un acto de genuino compromiso, valentía y un esfuerzo extraordinario visitar a Cuba, lo sabemos.  El pueblo cubano y sus dirigentes lo agradecen infinitamente.

El mundo vive una crisis sistémica y multidimensional del capitalismo agravada por la pandemia de la COVID-19 y por los conflictos bélicos.

El pasado 28 de abril se cumplieron dos siglos de que el entonces secretario de Estado, y más tarde presidente de la Unión, John Quincy Adams, dejara definida para Cuba su teoría de la “fruta madura” –y cito–: “... hay leyes de gravitación política como las hay de gravitación física, y así como una fruta separada de su árbol por la fuerza del viento no puede, aunque quiera, dejar de caer en el suelo, así Cuba una vez separada de España y rota la conexión artificial que la liga con ella, es incapaz de sostenerse por sí sola, tiene que gravitar necesariamente hacia la Unión Norteamericana, y hacia ella exclusivamente, mientras que a la Unión misma, en virtud de la propia ley, le será imposible dejar de admitirla en su seno”.

¡Qué equivocado estaba Adams!

Desde aquel anuncio de abril hasta la promulgación de la Doctrina Monroe en diciembre de 1823 transcurrieron ocho meses.  “América para los americanos”.  Y hoy, cuando estamos buscando aprendizaje, cuando estamos leyendo de manera crítica lo que han significado estos 200 años de aplicación de la Doctrina Monroe, muy asociada a la de la “fruta madura”, tenemos que preguntarnos: ¿De qué América y para qué americanos estaban hablando?  No se trataba de buscar una integración americana y que todo el potencial humano, de recursos, de cultura y de historia de América se pusiera en función del beneficio mutuo de todos nuestros pueblos y países.  Estaban hablando de que América Latina y el Caribe tenían que pertenecer a Norteamérica.  Ahí está la trampa de esta doctrina, y eso es lo que tenemos que saber deslindar para poder entonces convocarnos conscientemente a la unidad antimperialista y a la lucha contra el imperialismo.

Esas ideas, que son hegemónicas, que son de dominación, que son de prepotencia y de desprecio hacia los pueblos de la América Latina, también se vieron reflejadas, en el caso de Cuba, cuando en los años sesenta un funcionario del Departamento de Estado norteamericano hizo un memorando en el que aconsejaba al Gobierno de los Estados Unidos que, como la mayoría del pueblo cubano apoyaba a la Revolución, había entonces que asfixiarnos económicamente para que, de esa asfixia económica, se produjera el desencanto, la ruptura, la falta de compromiso y estallidos sociales que acabaran con la Revolución.

Como parte de esa misma doctrina hegemónica, injerencista, que desprecia a los pueblos latinoamericanos y caribeños, se fundó la Organización de Estados Americanos, como la definió el canciller Raúl Roa, como un “ministerio de colonias”.

Todas estas son plataformas hegemónicas, de dominación, prepotencia y desprecio; por lo tanto, nuestra respuesta tiene que ser, como la hemos discutido en este evento, ¡la unidad antimperialista!

Desde entonces hasta los días de hoy, durante 200 años, la política del vecino poderoso ha sido una sola: apoderarse de Cuba, de nuestra América y de todos nuestros recursos naturales.

Estados Unidos pretende internacionalizar la Doctrina Monroe y 200 años después la renueva bajo políticas de bloqueo, sanciones, acciones político-judiciales, muros, injerencias, cercos mediáticos y guerras.

El bloqueo económico, financiero y comercial recrudecido constituye el principal obstáculo para el desarrollo económico y social de Cuba, y que el imperialismo yanqui usa como herramienta para asfixiar al pueblo cubano, quebrar su unidad y confianza en la Revolución, en el socialismo, en el Partido y en el Gobierno, y para agudizarlo, como si esto fuera poco, nos han incluido una vez más, y sin fundamento alguno, en la espuria lista de Estados patrocinadores del terrorismo.

Durante el año 2022 fuimos golpeados por dos fuertes accidentes y un desastre natural, como se ha mencionado aquí en varias ocasiones: la explosión del Hotel Saratoga en La Habana, el incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas, y el azote del huracán Ian en el occidente del país.  En cada uno de estos momentos, como lo hicimos durante el enfrentamiento a la COVID-19, el pueblo cubano demostró su capacidad de crecerse ante las dificultades y a fuerza de voluntad, solidaridad y unidad pudimos enfrentarlos y salir adelante.

Los resultados en los tres procesos de democracia participativa, realizados en apenas los últimos seis meses, demuestran la confianza del pueblo en la Revolución, en la infinita obra de justicia social que significa y en la dirección del proceso revolucionario.  Así lo manifestó el pueblo cuando aprobó el Código de las Familias, las elecciones para los delegados a las asambleas municipales del Poder Popular  y, más recientemente, la elección de diputados que culminó con la constitución de la X Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

En este contexto, ¿qué les pedimos a ustedes, nuestros amigos de todo el mundo, las personas que han hecho de Cuba y de la causa cubana un sentido de sus vidas?  Creemos que resulta una prioridad reforzar las exigencias para condenar el bloqueo en todas sus manifestaciones y seguir demostrando que, pese al cerco y la presión, es posible que Cuba avance y se desarrolle.   Pero, como expresé recientemente en mi discurso de toma de posesión ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, debemos “¡vencer al bloqueo sin esperar que lo levanten!”.  Y ustedes, amigos, que representan la solidaridad internacional con Cuba, también son parte esencial de ese desafío que compartimos.

Constituye, además, un imperativo político y ético denunciar la inclusión de Cuba en la espuria lista de Estados patrocinadores del terrorismo, donde nunca debía haber estado.  Además de arbitraria, injusta e inmoral, tiene graves implicaciones económicas y un efecto disuasivo e intimidatorio.

 

Es necesario también aumentar el activismo y la articulación en las redes sociales y espacios digitales, donde se libran hoy importantes batallas en el enfrentamiento a las campañas de mentiras de los emporios mediáticos del imperialismo yanqui y sus operadores internos y externos en su intento por desacreditar y destruir a la Revolución.

¿Qué reconocemos y qué queremos agradecerles?  En primer lugar, que frente a esta política agresiva del imperio el movimiento de solidaridad con nuestro país crece en medio de enormes desafíos y en un escenario internacional extremadamente complejo.  Que cada vez son más fuertes y coordinadas las acciones de solidaridad que desarrollan las fuerzas políticas, los movimientos sociales, populares, de solidaridad,  pacifistas, sindicales, estudiantiles, campesinos, de mujeres, juveniles, religiosos, egresados de escuelas cubanas y asociaciones de cubanos residentes en el exterior, entre otros.

Resulta también estimulante constatar el incremento de los viajes a Cuba como destino seguro, en abierto rechazo a las restricciones que impone el Gobierno de Estados Unidos y las campañas mediáticas que se impulsan desde Europa y otras regiones.

Reconocemos las acciones públicas de protesta contra el bloqueo a través de caravanas y otras iniciativas inspiradas en el proyecto Puentes de Amor, que se han hecho cotidianas, fundamentalmente los fines de semana, en todas partes del mundo.

Abrazamos la idea de celebrar el VII Encuentro Continental Africano de Solidaridad con Cuba a desarrollarse en Sudáfrica en el segundo semestre del año en curso.

Respaldamos las campañas europeas Unblock Cuba y las múltiples acciones solidarias que, poco a poco, se convierten en un amplio movimiento político en contra del bloqueo en Europa.

Celebramos la concertación política y articulación solidaria que se ha logrado a través de la Red Continental Latinoamericana y Caribeña de Solidaridad con Cuba y las Causas Justas, así como en la Red Caribeña de Solidaridad con Cuba.

En tiempos difíciles muchos preguntan:   ¿Por qué el socialismo en Cuba?  No todos resisten 60 años de una asfixia económica que se ha profundizado de manera oportunista más de una vez.  Todo eso daña de tal modo a la sociedad y a la familia cubana que no faltan los que dicen que renunciemos al socialismo.

¿Por qué la Revolución Cubana escogió el camino del socialismo para la prosperidad?  Porque es la única alternativa frente al capitalismo; porque es el mejor camino para darle el poder al pueblo y las decisiones sobre el país y el futuro (Aplausos prolongados).

La Revolución Cubana no es solo la reacción de un pueblo a un acumulado insoportable de abusos, después de siglos de colonialismo y 60 años de neocolonialismo.  Es la reacción de un continente y de un mundo plagado de injusticias, por eso nunca hemos estado solos en nuestra lucha.  ¡Ustedes son un ejemplo! (Aplausos.)

La Revolución no llegó a Cuba importada, nació de sus condiciones socio-históricas concretas y se gestó en casi cien años de lucha contra la injusticia.  De su autenticidad nace su fuerza.

Cuando desapareció de golpe la comunidad socialista, y con ella el CAME, y la economía cubana cayó más del 30 %, la Revolución creció política y moralmente, con Fidel al frente y un Partido de unidad consciente de su fuerza.  Al país le tomó cinco años detener la caída y volver a crecer discretamente, ¡pero crecimos!  Eso es un socialismo auténtico.

El supuesto “satélite soviético del Caribe” sobrevivió a la desaparición no solo económica y política del bloque socialista europeo; sobrevivió al desmontaje ideológico y al desplome moral de partidos y organizaciones políticas que suponían un referente.  ¡Nunca fuimos satélites!

Todo eso ocurrió en un contexto marcado por la euforia del neoliberalismo en América Latina: hasta los cementerios y los parques fueron vendidos, y se armó el proyecto del ALCA. 

Como Cuba no se dejó llevar por aquellos cantos de sirenas que muy pronto demostraron servir solo para endeudar más a los pueblos; las acciones de guerras económicas se convirtieron en leyes.

En los años noventa, cuando se desmoronó el socialismo en Europa y no cayó la Revolución, se promovieron y aprobaron en el Congreso de Estados Unidos dos leyes: la Torricelli, en 1992, y la Helms Burton, en 1996.  Fueron un republicano primero, George Bush, padre, y un demócrata después, Bill Clinton, quienes firmaron respectivamente las leyes para ganar los votos y el dinero de la derecha de la Florida.  Increíblemente, así enterraron lo que hasta esos momentos era una prerrogativa de los presidentes, según los expertos. 

Lo increíble es que nuestras posibilidades de desarrollo estén atadas a dos leyes de otro país.  Busquen las estadísticas y verán cómo se conectan los datos de los más altos flujos migratorios con los momentos de mayor presión y cierre, y viceversa, cómo hubo periodos en que se invirtió el flujo migratorio cuando se abrieron los intercambios.

Lo que nos han confirmado la resistencia y la voluntad es que la justicia para todos solo se consigue con socialismo, ¡la sociedad por la que seguimos y seguiremos luchando! (Aplausos.)

El capitalismo, más aún el capitalismo dependiente, gobernó por 60 años en Cuba y nos dejó un grado tan profundo de injusticia que la respuesta fue la Revolución más radical del hemisferio. 

Renunciar al socialismo con estos aprendizajes históricos no es la opción, porque no lo escogimos al azar, lo elegimos responsablemente como expresión de lo más avanzado del pensamiento universal en cuanto a la justicia social.

Es tan realmente eficaz el socialismo en ese objeto noble y humanista, que aun atados, cercados, perseguidos por el más poderoso imperio de la historia no han podido asfixiarnos ni rendirnos. 

Es tan cierto que solo el socialismo ofrece futuro como sistema de justicia social, que estamos convencidos de que esa es la primera causa del bloqueo: ¡impedir que triunfe un sistema anticapitalista, socialista a noventa millas del imperio!  (Aplausos prolongados.)

Hermanas y hermanos: 

En un momento como este, qué les ratificamos: Les podemos ratificar que en el complejo contexto internacional actual Cuba mantiene su política exterior de principios, de solidaridad y  de defensa de las causas justas. 

Y voy a ratificar algunas ideas que fueron expresadas anteriormente en la inauguración de esta sesión de hoy por la Viceministra de Relaciones Exteriores de nuestro país:

Ratificamos nuestro permanente respaldo a la Revolución Bolivariana y Chavista de Venezuela, a la unión cívico-militar de su heroico pueblo y a su legítimo presidente, el compañero Nicolás Maduro Moros (Aplausos prolongados y exclamaciones).

Reiteramos nuestra solidaridad con Nicaragua sandinista, con su pueblo y con el presidente Comandante Daniel Ortega Saavedra (Aplausos prolongados y exclamaciones); también nuestra solidaridad con el Estado Plurinacional de Bolivia; con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasil, líder del Partido de los Trabajadores de Brasil (Aplausos); y nuestro invariable apoyo a los esfuerzos de la República Argentina para recuperar la soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes (Aplausos); nuestro compromiso con el Gobierno del presidente Luis Arce, del MAS, en Bolivia, por su trabajo en la recuperación del país y la lucha contra el golpismo (Aplausos); apoyamos también la causa del pueblo peruano y respaldamos al Gobierno de Honduras y a su presidenta Xiomara Castro (Aplausos).

Seguiremos defendiendo los legítimos intereses de las naciones caribeñas y apoyamos su reclamo de recibir compensación por las consecuencias de la esclavitud y el colonialismo (Aplausos).

Especialmente, reafirmamos nuestro compromiso con el hermano pueblo de Haití, y nuestro total respaldo a la autodeterminación e independencia de Puerto Rico (Aplausos).

Agradecemos al amigo Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, por su firme apoyo y solidaridad con la Revolución Cubana (Aplausos).

Mantenemos nuestra irrestricta posición sobre una solución amplia, justa y duradera del conflicto israelo-palestino, apoyando la búsqueda de una solución política negociada, justa y definitiva que garantice el ejercicio del legítimo derecho del pueblo palestino a la libre determinación y a existir como Estado soberano e independiente en las fronteras anteriores a 1967 con Jerusalén Oriental como su capital (Aplausos).

Mantendremos la solidaridad incondicional con el hermano pueblo saharaui y su derecho a la autodeterminación (Aplausos).

Abogamos por continuar desarrollando y fortaleciendo los estrechos y amistosos lazos con Siria, basados en el respeto a la autodeterminación, la integridad territorial y el rechazo al terrorismo y a la imposición de sanciones económicas por parte de potencias extranjeras y organismos internacionales (Aplausos).

Saludamos a los trabajadores de los hermanos países socialistas (Aplausos).

Cuba aboga por la paz, la cooperación, la solidaridad, el multilateralismo y el diálogo, como premisas para la solución de los conflictos, y defiende un nuevo orden económico internacional.

Mientras tiene lugar este Encuentro Internacional de Solidaridad, se está celebrando en La Habana el tercer ciclo de la mesa de diálogo entre el Gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (Aplausos).  El compromiso de Cuba con la paz en Colombia es inalterable y haremos todo lo que esté a nuestro alcance para el logro de este anhelado propósito del pueblo colombiano y de nuestra región (Aplausos).  Estamos comprometidos porque se cumpla la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, tal como la aprobó la Cumbre de la CELAC en 2014.

Sabemos que en muchos de los países de Asia y Oceanía, África y Medio Oriente, Europa, América del Norte, América Latina y el Caribe los trabajadores salen en masivas manifestaciones a enfrentar las políticas neoliberales que no les garantizan ni empleo ni seguridad social.  A todos ellos les hacemos llegar el mensaje solidario del movimiento sindical y de la Revolución Cubana por las justas luchas que hoy libran (Aplausos).

Queremos expresarles el convencimiento que tenemos de que los grandes problemas que hoy enfrenta la humanidad y los que encarará en el futuro solo pueden resolverse por la vía de la cooperación, la solidaridad y no de la confrontación.

La victoria de la Revolución Cubana es, ante todo, una victoria de nuestro pueblo y también de los pueblos que representan los delegados internacionales y de todos los pueblos amigos de Cuba (Aplausos).

La fortaleza del proceso revolucionario en la sociedad cubana no podría explicarse sin esa voluntad popular y sin el meritorio papel de la solidaridad internacional que ustedes nos brindan (Aplausos).

Compañeras y compañeros:

Quienes se queden hasta el viernes –¿es mucho pedir?– serán testigos de cómo los trabajadores y el pueblo de Cuba, a pesar de las limitaciones, festejaremos con alegría y unidad el Día Internacional de los Trabajadores, en esta ocasión de manera diferente, pero con el mismo espíritu, entusiasmo y fe inquebrantable en la victoria (Aplausos).

Llegue a ustedes el agradecimiento eterno y sincero de todo nuestro pueblo por acompañarnos en nuestra irrenunciable lucha contra el bloqueo.

En nombre de nuestro pueblo, Partido y Gobierno les ratifico la continuidad del legado revolucionario de Fidel, Raúl y de tantas generaciones de patriotas cubanos que lucharon por la patria soberana, independiente, solidaria, democrática, socialista y digna que tenemos la responsabilidad de defender al precio que sea necesario (Aplausos).  Ese es el mensaje que con mucho amor y firmeza les hacemos llegar a ustedes y a todos los amigos y pueblos del mundo.

El incierto y peligroso panorama que se vive a nivel mundial y los brutales extremos a los que nos han llevado los enemigos de la Revolución para rendirnos por hambre y carencias de todo tipo, hacen dudar a muchos de la posibilidad real de la victoria que nos espera.

En la historia de Cuba ha habido muchos momentos como estos que vivimos, pero quizás el de menos esperanzas lo vivieron durante varios días los sobrevivientes del desembarco del Granma.  Trece días después de dispersarse, tras el bautizo de fuego de Alegría de Pío, Fidel se reencuentra con su hermano Raúl y otros cuatro compañeros en medio de la noche y en un lugar remoto conocido como Cinco Palmas. Se abrazan. Fidel pregunta cuántos fusiles traen y Raúl responde que cinco, y dice Fidel: “Más dos que tengo yo, siete. ¡Ahora sí ganamos la guerra!” (Aplausos.)  Según cuenta Raúl, en ese momento él creyó que su hermano había enloquecido, ¡hasta que ganaron la guerra! (Aplausos.)

Muchos años después de tantos momentos como aquel, Cuba perdió sus mercados y la solidaridad socialista, el imperio y los exsocialistas se aliaron para imponernos un doble bloqueo.  Otra vez, como en el tanque de Girón, Fidel encabezó la épica resistencia por Cuba y por el socialismo.

Raúl, al frente de un ejército que sin dejar las armas se dedicó a producir alimentos y medicinas, demostró y dijo:   “¡Sí se puede!” (Aplausos).

La generación que ahora ocupa las principales responsabilidades en el Partido, el Estado y el Gobierno cubano viene de esa escuela, y estamos convencidos de que ¡sí se puede y de que sí ganamos la guerra! (Aplausos.) 

Y como entonces, también ahora, y como siempre, contamos con la solidaridad de ustedes.

¡La unidad y la esperanza son nuestro presente y futuro, y la solidaridad de ustedes fortalece la unidad y acrecienta la esperanza! (Aplausos.)

La solidaridad humana no se puede bloquear, seguirá siendo un arma indestructible de lucha y de combate y, al propio tiempo, un mensaje permanente e inagotable de paz imposible de acallar.

¡Patria es humanidad! ¡Una humanidad que sostienen los trabajadores!

¡Solidaridad por siempre!

¡Vamos a vencer!  ¡Seguro que venceremos!

¡Hasta la Victoria Siempre!

(Ovación.)